Las uvas fueron cosechadas manualmente durante la tercera semana de Abril. Se transportaron cuidadosamente a la bodega. Una vez despalillado el racimo, las uvas fueron suavemente partidas y enviadas a un estanque de acero inoxidable para su fermentación. La fermentación parte sólo con levaduras nativas propias de la uva. Durante la fermentación se realizaron remontajes mecánicos 3 veces por día mojando el sombrero. Finalizada la fermentación alcohólica el vino se maceró con sus hollejos por unos pocos días, para buscar una mayor estructura y más carácter. A continuación se separó el vino de las pieles, las que fueron prensadas, obteniéndose así una segunda fracción de vino. Luego el vino se mantuvo con sus borras hatas el término de la fermentación maloláctica. Se limpió por decantación con el frío ambiente, se volvío a descubar, y se envasó.